¿Estás en Mae Sot y no sabes qué hacer un domingo cualquiera? Te propongo una escapada rica en proteínas a tan sólo a 20 minutos de la ciudad. Ponte el casco, llévate una linterna y no te olvides de los huevos, muchos huevos, que nos vamos a Mae Kasa!
A 15 km por la carretera 105, dirección Mae Ramat se encuentra una indicación «Mae Kasa hot springs», gira a la derecha y entras en este pueblecito encantador con vistas increíbles de sus montañas karst (calcáreas) a lo lejos.
A pocos kilómetros y saliendo de la parte más comercial del pueblo, se encuentra un lago con figuras de buda en construcción. Empiezas a oler a azufre, a sentir calor y sobretodo te entra mucha hambre, por suerte alguien te ha dicho que trajeras una bolsa de huevos. La temperatura sube y descubres una fuente que expulsa agua y mucho humo. En los alrededores se encuentra un pequeño restaurante típico tailandés y unas habitaciones con bañeras con sus aguas minerales que ya pasaron sus mejores días.
Es una zona de picnic, muy común por los tais domingueros. Ves a familias numerosas y los niños jugando con unas cañas que sujetan… una bolsa de huevos! Como te quieres integrar con la cultura autóctona y no vas a ser menos que esos niños, haces lo mismo, buscas un palo, enganchas la punta con tu bolsa de huevos y los metes en el agua. Al cabo de pocos minutos ya tienes los huevos bien hervidos y miras a los niños con cara de satisfacción, y piensas que tú también eres un dominguero!
Sales de la zona de picnic y al otro lado de la carretera descubres un lago con un pequeño templo muy pintoresco. Para llegar a él tienes que pasar por el puente colgante de madera. En el templo hay muchas ofrendas y muchas estatuas de animales y figuras orientadas de cara al buda que está sentado enfrente de ellas.
Justo detrás del templo y siguiendo un camino, al cabo de 10 minutos encuentras la entrada de lo que parece una cueva protegida por más estatuas de buda. Te entra hambre y te sientas junto a ellas a disfrutar de tus huevos (muy recomendable llevar sal) mientras esperas al guía que previamente has «contratado» para que te acompañe a este laberinto macizo. (El precio lo negocias con él pero no tendría que ser más de 100 baths por persona).
Después del subidón energético y proteínico de los huevos duros (con sal) que te has comido, llega el guía y como si del libro de Julio Verne se tratara comienzas tu viaje al centro de la tierra… de las montañas de Mae Kasa.
Menos mal que tienes un guía local que, aunque no hable inglés sí conoce este mundo subterráneo. Un laberinto de caminos que desembocan en enormes e impresionantes salas y en agujeros con agua fresca. Suerte que has traído tu linterna y puedes observar estalactitas y estalagmitas mientras vas avanzando. Vigila bien no tropezar con pequeñas estatuillas sagradas rodeadas de velas apagadas! Depende de las ganas que tenga el guía o de si no se ha perdido, tu viaje al centro de este inframundo puede durar 1 hora o más.
Sales a la superficie y necesitas un poco de aire fresco. Para oxigenarte más decides seguir el camino del templo con el puente dirección a la montaña. Las vistas son hermosas, observas el contraste de los colores de los campos de arroz con los de maíz, siempre con la montaña de fondo, hasta que llegas a una zona oficial, llena de banderas del gobierno, has entrado en una presa que obstruye el cauce del agua de un río.
Te quedas prendado por la fuerza del agua, por esta barrera de piedra creada por el hombre y como el entorno sigue siendo muy campestre te entran ganas de hacer un picnic, por suerte aún te quedan huevos (que habías escondido en la entrada de la cueva) y te sientas frente al río a contemplar el paisaje y disfrutar de lo que te queda del día. Feliz domingo!
Ingredientes para un domingo cualquiera:
– Moto
– Linterna
– Buen calzado
– Media docena de huevos con un poco de sal
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