En Tailandia puedes encontrar al elefante -Chang-, al tigre -Tiger-, al leopardo -Leo-, al caballo -Archa- y a otra criatura que parece sacada de un libro griego de aventuras con animales mitológicos: Singha. Para conocerlos no hace falta que vayas al zoo ni a ver una película de fantasía…solamente tienes que entrar en un bar.
A 10 Km de Chiang Rai, has descubierto que la Singha es más que una cerveza y que la puedes encontrar en otro sitio que no es un bar. Este león dorado tiene su propio parque…¿un parque temático de la cerveza? Frío, frío. Como bien sabes en Tailandia no todo es lo que piensas que puede ser, en este país de las sorpresas, es muy fácil encontrarte con este tipo de revelaciones.
Envuelto en un hermoso entorno Singha Park nace para satisfacer a los amantes del ecoturismo, a los que les gusta probar sitios nuevos y a los que adoran un buen restaurante. Este parque quiere que te sientas libre en una inmensa extensión de verdes y grandes explanadas, que disfrutes de la naturaleza rodeado de lagos y caminos de bambú y que después de tanto subidón natural puedas descansar comiendo en un restaurante único.
El parque está rodeado de plantaciones de té y frutas como fresas, mandarinas, fruta de la pasión…que exportan a Taiwán. Ofrecen actividades en rutas en bicicleta con espectaculares vistas y excursiones curiosas a granjas orgánicas que parece que estás inmerso en un típico pueblo del antiguo oeste americano.
Un hombre con un nombre impronunciable, Phraya Bhirom Bhakdi, tuvo un sueño. Producir cerveza tailandesa, pero con sabor y cuerpo como las que se beben en Europa. En 1930 consiguió construir la primera fábrica de Singha y después de muchos viajes a Dinamarca y Alemania consiguió elaborar la primera cerveza Singha, el león había nacido.
Y esté león patrocina todo este tinglado para que su marca crezca, ofrezca otras experiencias más allá de la cerveza y otras bebidas.
En Chiang Rai, a parte de disfrutar con su creativa arquitectura del Templo Blanco o la Casa Negra, o de degustar la comida más diversa mientras observas danzas tradicionales, si tienes un poco más de tiempo, vale la pena descubrir este tipo de sorpresas que el norte ofrece y lo mejor, están muy poco masificadas.